Así como hay una piscina municipal para un barrio, ¿por qué no un huerto? Los servicios que ofrece una ciudad para sus habitantes suelen existir en diferentes sectores como la prestación de servicios o la recreación, pero muy poco se toman en cuenta los huertos urbanos en áreas públicas. A pesar de esto, existen ejemplos cada vez más interesantes donde los huertos urbanos se incorporan como espacios de encuentro social y unión vecinal.
Al lado de las aceras
Generalmente, en un costado de cada acera, se encuentra una pequeña área verde. En este caso, se suele sembrar gramas o algunos árboles o arbustos ornamentales, pero, ¿por qué no aprovechar ese espacio para desarrollar agricultura urbana, con huertos y sembradíos? Esto, por supuesto, presenta muchos retos. El mantenimiento de un espacio así debe ser importante y además, a pesar de estar al lado de la gente, no debe ser manipulado por inescrupulosos. Pero eso no quiere decir que no sea posible.
En urbanizaciones donde haya menos tránsito de personas y que estén en resguardo de sus vecinos, es posible aprovechar estos espacios y mantenerlos día tras día, con sistemas de riego.
En escuelas o centros sociales y culturales
La otra opción más factible y conveniente se trata de poner huertos públicos en espacios que sirven de encuentro para la comunidad, como centros culturales o escuelas. Si existen salas de teatro y de eventos, ¿por qué no un espacio para huertos? Naturalmente, en esos espacios se podrá compaginar el objetivo pedagógico de los huertos con los productivos, por lo que toda una comunidad podría beneficiarse a través del autosustento o de la venta e intercambio de esos productos.